martes, 2 de junio de 2009

7 cuentos cortos


"...tan cortos como suspiros,
como el inicio de un gesto,
como la insinuación de una sonrisa,
como el primer instante de un sueño."


Quienes mejor me conocen saben que de literatura lo que más disfruto son los cuentos, en especial si son breves. Encontré estos pequeñísimos cuentos en un viejo archivo (que ya no me acuerdo de donde salió). Había muchos más pero a medida que me iba acercando al final los cuentos iban creciendo en longitud y mi interés disminuyendo proporcionalmente. Por la mitad, más o menos, dejé de leer. No obstante, compilé los que por alguna razón me llamaron la atención, y helos aquí. No sé quién es el autor o los autores (el archivo no especificaba), pero me encantaría saberlo.


Cazador
Cogió con sus dos manos la pesada piedra; sostenerla requería tal esfuerzo que no serviría para arrojarla muy lejos, aún así la mantuvo en sus manos a la espera de la bestia. Cuando el animal llegó, lo que supuso un mayor esfuerzo fue ignorar el dolor de sus ojos.

Un día.
Me preguntas si es largo un día, y yo te digo que es interminable, que no tiene fin predecible, que no hay medida que lo abarque. Todas las mariposas de la noche lo saben.

Música
Cambió una sola nota de la partitura. Nunca logró saber si fue un fallo o un acto inconsciente. Cambió una nota musical y todo el conjunto de la orquesta sonó distinto. Por ello fue vilipendiado, regañado y finalmente expulsado, pero él estaba convencido de que la composición musical había sonado mejor con su nota cambiada.

Huida
La vio en la distancia, pero no la reconoció; aún así se puso a correr en dirección contraria sin saber por qué lo hacía. "Debo de estar loco", pensó. Cuando, agotado, detuvo su huida, miró hacia atrás con aprensión, y vio, aún más cerca que antes, a la pálida figura enlutada que extendía su huesuda mano hacia él.

A través de la ventana
Asomado a la ventana pensó con agrado en su futuro inmediato, y decidió que todo estaba bien y que era previsible que todo siguiese así. No había en el horizonte nada que fuese a alterar el buen orden de las cosas. Todo lo tangible estaba medido, todo lo volátil, atado. Y entonces, mientras distraído observaba la calle, vio a través de la ventana a una mujer desconocida, que parada en la acera y alzando el bello rostro, parecía dirigir sus ojos directamente hacia él.

Encerrado
Con frenética impaciencia empujó el picaporte, pero no logró abrir la puerta de la habitación cerrada. Golpeó, ya fuera de sí, la dura madera maciza, y por fin, del otro lado, alguien dijo: -Nadie puede abrirte. Todos estamos atrapados. Tú ahí y nosotros del otro lado.

Luz de luna
Sería a causa de la luz lunar, que todo lo distancia y vuelve irreal, pero al ver la figura alada posada aquella noche en la cornisa de la ventana, lo primero que pensé era que un ángel venía a mí. Un poco más tarde, ya calmado y procurando mirar con atención, me di cuenta de que el difuso brillo lunar sólo iluminaba mi alma que huía.